La consecuencia de nuestros actos puede propagarse hasta nuestros hijos y aun a nuestros nietos. Números 14: 18 “Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.”
No es que Dios castigue a los hijos por los padres porque estaría en contradicción de sus promesas. Deuteronomio 24: 16 “” lo que sucede es que la consecuencias de lo que hacemos es inevitable que alcancen a nuestros hijos. Si tú eres una persona emprendedora y tienes la bendición de Dios te va a ir muy bien en los negocios es natural que tus hijos y tus nietos puedan disfrutar de esas riquezas.
Si tú eres una persona desorganizada que nunca se esforzó por hacer las cosas bien, que despilfarro el dinero que tenía y tampoco busco el respaldo de Dios lo más lógico es que sus hijos van a tener que vivir en pobreza hasta que ellos hagan lo correcto delante de Dios.
Una persona que invierte en ayudar a los demás hace que a sus hijos les vaya bien.
1. Consiguen la misericordia o la gracia de los demás. Jonatán hizo lo correcto delante de David por esta razón David busco a uno de sus hijos para ayudarle así como Jonatán lo ayudo a él. 2 Samuel 9: 1 “Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?”
2. Dios hace que recupere lo que el diablo le quito. En este caso David le devolvió todo lo que su padre había perdido. V 7 “Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.”
3. Nunca le falta nada. Siempre encontrara a alguien que le extienda la mano para brindarle ayuda. No importa cuán lejos este de su casa siempre alguien le ayudara. V 10 “Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos.”
Nuestros actos determinan que tengamos una vida de éxito o una vida de fracaso. Si tú crees que has logrado muchas cosas porque contaste con la ayuda de otras personas entonces porque crees que tú no puedes influenciar positivamente en la vida de los que te rodean.
Nunca creas que lo que tú haces no tiene importancia. Todo lo que hacemos sea algo pequeño o grande puede influenciar sobre la vida de los demás, nunca te desprecies a ti mismo. Tú eres importante, de ti depende lo que otras personas pueden llegar a ser.
Nuestros actos positivos no necesariamente tienen que ser grandes y apoteósicos. Un abrazo, una sonrisa, una palabra de consuelo o de esperanza puede ser más que suficiente para que transformes la vida de una persona en especial a los de tu familia.
Cuando estés ayudando a alguien nunca pienses que estás perdiendo, siempre piensa que estas invirtiendo; los gastos nunca se recuperan pero las inversiones siempre dejan utilidades.